jueves, enero 11, 2007

Historias mínimas para la hora del té


Un género teatral de posguerra de origen japonés que vuelve a renacer en el Malba

En 1945 y en años de la posguerra el arte del kamishibai (conocido en Japón como teatro de papel) se hizo popular por su estructura portátil y su forma de representación callejera. "Es como un suborigen del Manga, una especie de historietita en escena que generalmente era interpretada por un señor que iba con su teatrito portátil en bicicleta y leía los cuentos mientras los ilustraba con láminas dibujadas a mano. Durante la función daba unos caramelos que los iba haciendo ahí con figuras de animales que mantenían la expectativa de los niños", cuenta Sergio Pángaro, líder del grupo Baccarat.

Pángaro, cantante, músico y aficionado a la cultura oriental -colabora en la revista Tokonoma , es autor del libro Señores chinos y escribió operetas orientales-, fue convocado por la escritora Amalia Sato para recuperar -junto a un grupo de artistas (músicos, dibujantes y escritores)- este arte en miniatura en el Malba. "Por iniciativa de Amalia, buscamos recuperar un género que en la posguerra floreció y volvió a resurgir en Japón. El kamishibai es un género ancestral que era vehículo para transmitir numerosas leyendas y mitos japoneses. Con el tiempo se sumaron cuentos occidentales, como «La Sirenita»; cuentos de hadas, y otras historias infantiles para integrar a las víctimas de las bombas de Hiroshima y Nagasaki, que eran discriminadas", cuenta Pángaro, que escribió una de las piezas que son interpretadas en ese pequeño teatro, donde las acciones de los personajes son ilustradas con pinturas.

"Las tres historias que escribí tienen un corte más experimental y están orientadas al mundo adulto, porque hablan de los vínculos y desencuentros amorosos. Pero dentro de las piezas que se van a presentar también muchos recuperaron esas historias más infantiles o inocentes del teatro de papel, que pueden servir para que en un futuro los niños recuperen este género inventando sus cuentos y narraciones", cuenta Pángaro, que dice que las obras en miniatura se representarán en un retablo original con láminas de la posguerra que Amalia Sato heredó de sus padres.

Hoy, a las 19, se podrán ver Trampa de amor (Sergio Pángaro y Pablo Fusco); Susano Wo y la serpiente (Damián Blas Vives y Nicolás Prior), y una pieza sorpresa. Las funciones seguirán el próximo jueves, con Atsuko Ku, la princesa de Saturno (Rafael Cippolini y María Delia Lozupone); El libro de la almohada (Liliana Lukin y Gustavo Schwartz), y otra pieza sorpresa. Las obras no duran más de media hora. Lo necesario para captar la belleza del gesto mínimo.

Gabriel Plaza



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